LOS
DONES Y ACTITUD DE LA VIRGEN MARIA.-
La
Virgen María, maestra de vida espiritual, hace de su propia vida una
ofrenda a Dios y nos ofrece a su Hijo. Dios Padre la eligió y la dotó
con dones del Espíritu Santo, dotó a María de la fe, la esperanza y
la plenitud de gracia que animaron a María a no desfallecer en los
momentos de gran sufrimiento. Por esa misteriosa relación entre el Espíritu
Santo y la Santísima Virgen María se atribuye la santidad de María a
la acción del Espíritu Santo, que habla por boca de María en el
maravilloso canto profético del magníficat (Lc 1, 46-56).
María
acompaña y nos da a su Hijo en la obra de la redención hasta el final
junto a la Cruz cuando Jesús se ofrece como víctima en el Calvario. Ya
hizo referencia Simeón, en la presentación de Jesús en el Templo, a
la unión del Hijo, el Mesías, con la Madre a quien la espada habría
de traspasar el alma, por esto es también modelo de caridad.
La
Virgen, que por su fe y obediencia engendra al Hijo de Dios cubierta por
la sombra del Espíritu Santo, se convierte así en Madre de la Iglesia,
y así fue proclamada en el Concilio Vaticano II.
También,
María es una Virgen orante. Recordemos el magníficat o cuando estaba
junto a los apóstoles orando la noche de Pentecostés.
Y,
por supuesto, María es una Virgen oyente de la palabra de Dios, a la
que acoge con fe.
Estas
actitudes de escucha, oración, maternidad y ofrecimiento, son el espejo
donde han de mirarse las iglesias cristianas, cuyos fieles, con devoción,
le rinden culto.